ONCE CLAVES para hacer los huevos revueltos perfectos (y la ley de oro que nunca debes saltarte)

Los huevos revueltos son uno de esos platos básicos que pueden salvar cualquier desayuno, comida o cena, y cuya preparación puede adaptarse a todo tipo de combinaciones. Por desgracia, quizás por su aparente sencillez, es un plato con el que se cometen atrocidades, y no solo en los bufés de desayuno (donde suelen ser el horror).
Unos buenos huevos revueltos son aquellos que batimos despacio, a fuego lento
Esta es la ley de oro básica para hacer unos huevos revueltos
El principal problema de los huevos revueltos es que, si se hacen a fuego demasiado fuerte o durante demasiado tiempo, pasan de ser el epítome de la jugosidad a convertirse en un plato seco y aburrido, que solo te comerías por obligación.
Como en casi todos los platos, la excelencia pasa por la paciencia: unos buenos huevos revueltos son aquellos que batimos despacio, a fuego lento, hasta que alcanzan el punto de jugosidad que buscamos.
1. Usa buenos huevos
La calidad del huevo es mucho más notable en un revuelto que, por ejemplo, en un huevo cocido o, incluso, una tortilla.

2. No batas mucho los huevos
para hacer unos huevos revueltos –y también una buena tortilla– es preferible batir estos solo lo suficiente para que se mezclen bien la clara y la yema, con un tenedor en vez de con las varillas para no airear en exceso la mezcla.

3. Usa una paila antiadherente
Hoy la mayoría de las PAILAS se promocionan como antiadherentes, pero todos tenemos algunas en las que la comida se agarra más o menos. Teniendo en cuenta que vamos a cocinar los huevos a fuego lento no deberíamos tener ningún problema, pero siempre es mejor usar el utensilio adecuado.
4. Salpimenta los huevos antes de cocinar
Es recomendable sazonar los huevos después de batirlos, justo antes de comenzar a cocinarlos. este paso es importante pues de otro modo la sal hace que queden menos sueltos y jugosos y, además, no se repartirá homogéneamente por todo el plato.
5. Usa mantequilla, no aceite
Es el típico consejo por el que mucha gente en Chile se te echa encima, pero lo cierto es que los huevos revueltos quedan mejor si usamos mantequilla en vez de aceite, pues añade un toque lácteo que le va de maravilla y un sabor que encaja a la perfección con los huevos.

6. Retira la sartén del fuego a tiempo
Este es un consejo esencial para lograr los huevos perfectamente jugosos, Por mucho que cocinemos los huevos a fuego lento, si los dejamos sobre la fuente de calor, aunque esté apagada, se acabarán haciendo demasiado. Es mejor retirar estos antes de que se acaben de hacer, para que terminen de cocinarse con el calor residual de la propia sartén.
7. O empieza a cocinar los huevos en frío
Consiste en verter los huevos y la mantequilla en una sartén u olla en frío, encender el fuego y batir estos en el propio recipiente, mientras se cocinan (lo que nos permite cumplir la ley de oro y varios de los puntos de esta lista de una tacada).
8. Sirve inmediatamente
Otro consejo de cajón, pero que suele olvidarse. De nada sirve que nos esmeremos en cocinar los huevos a fuego lento, para que queden perfectamente jugosos, si los dejamos reposar demasiado tiempo: el calor residual los va a cocinar demasiado y, además, se enfrían enseguida. No hay manera de servir unos buenos huevos revueltos sino es al momento, por eso en los bufés de los hoteles siempre están secos (a no ser que sea uno de los buenos en los que lo hacen en el acto).
10. Añade yemas extra
Se trata de un consejo opcional, también válido para hacer tortillas. Si añades una yema extra por cada dos huevos enteros aumentarás la intensidad en sabor de tu revuelto y tendrá una textura más densa, que puede resultar todo un puntazo. Las claras que sobren puedes utilizarlas para hacer merengues o tortillas o, sencillamente, congelarlas.

11. Añade nata líquida al final
Añadir un poco de nata líquida (u otro lácteo, como la crema agria) aporta cremosidad al revuelto. Esta debe utilizarse siempre al final, justo al retirar los huevos del fuego, para que se añada a estos con el calor residual. Tampoco hay que pasarse, está bien echar en torno a una cucharilla por huevo.
